Consagración a María, Madre y Reina. De S. Luis Mª Grignon de Montfort
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La Madre de Dios es también Madre mía. A Ella consagro mi vida –todo lo que tengo y todo lo que soy– para mayor gloria de Dios, por toda la eternidad, a través de esta profunda oración de S. Luis María Grignon de Montfort.
«Oh María, Madre de Dios,
en presencia de toda la corte celestial,
hoy te elijo Madre y Reina mía.
En total de obediencia de amor
te consagro y entrego mi cuerpo,
mi alma, mis bienes interiores y exteriores,
y todos los méritos de mis buenas acciones
pasadas, presentes y futuras.
En tus manos dejo el pleno derecho,
sin reservas, a disponer de mí
y de cuanto poseo, según tu voluntad,
para mayor gloria de Dios
en el tiempo y por toda la eternidad.
Amén».