Contemplad a María: madre y corredentora
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La Virgen está tanto al comienzo como al término de la Escritura, siempre asociada al misterio de la vida de Jesús y al nacimiento de la Iglesia. Ella está unida a su Hijo de una manera inquebrantable, por eso es nuestra corredentora. Tenemos que aferrarnos a la Virgen y pedirle que nos haga santos, que nos vuelva la mirada al cielo.
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En esta meditación, Abelardo de Armas profundiza sobre la visita de María a su prima Isabel. Explica que en esto se muestra una efusión mutua y continua de amor, que se hace donación. Desarrolla las condiciones del amor y que donde hay verdadero amor de Dios, no se miran los defectos del otro, sino los propios.



