Letanías de la humildad, del cardenal Merry del Val
(Traducido del inglés por D. José María Javierre)
Jesús, manso y humilde de corazón, óyeme.
Del deseo de ser estimado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser amado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser elogiado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser enaltecido, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser ensalzado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser preferido a los otros, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser consultado, líbrame, Jesús.
Del deseo de ser aprobado, líbrame, Jesús.
Del temor de ser humillado, líbrame, Jesús.
Del temor de ser despreciado, líbrame, Jesús.
Del temor de sufrir repulsas, líbrame, Jesús.
Del temor de ser calumniado, líbrame, Jesús.
Del temor de ser olvidado, líbrame, Jesús.
Del temor al ridículo, líbrame, Jesús.
Del temor de ser injuriado, líbrame, Jesús.
Del temor de pasar por sospechoso, líbrame, Jesús.
Que los demás sean más amados que yo, Jesús, dame la gracia de desearlo.
Que los demás sean más estimados que yo, Jesús, dame la gracia de desearlo.
Que los demás crezcan en la opinión del mundo y que yo disminuya, Jesús, dame la gracia de desearlo.
Que los demás sean utilizados y se prescinda de mí, Jesús, dame la gracia de desearlo.
Que los demás sean ensalzados y yo olvidado, Jesús, dame la gracia de desearlo.
Que los demás sean preferidos a mí en todas las ocasiones, Jesús, dame la gracia de desearlo.
Que los demás sean más santos que yo, y yo lo sea en cuanto puedo, Jesús, dame la gracia de desearlo.



