La Virginidad Perpetua de María
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El dogma de la Virginidad de María no es una cuestión marginal o secundaria en nuestra fe. San Juan Pablo II señalaba que “La concepción virginal de Jesús es un signo de que Jesús es verdaderamente Hijo de Dios por naturaleza -de ahí que no tenga un padre humano-, al mismo tiempo que es verdadero hombre nacido de mujer (Gal 4,4)”. La Virginidad de María es el sello con el que el Padre proclama que Jesús es Dios: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco” (Mt 3, 17).
En tiempos de tanta confusión, en los que la Nueva Era ha reunido y resucitado todas las herejías acerca de quién es Jesucristo, profundizar en el conocimiento de la Virginidad de María puede convertirse en una brújula que nos indique el camino correcto, para no entregar nuestro corazón, nuestra confianza y nuestra vida a nadie más sino al verdadero y único Dios.
El documental “La Perpetua Virginidad”, de la Fundación EUK Mamie-HM Televisión, hace un recorrido por la historia de la Iglesia, con el fin de comprender mejor las enseñanzas de la teología sobre la virginidad de María. Cuatro expertos en el tema nos iluminarán a lo largo del programa:
- El Card. Julián Herranz, que en el momento de la grabación era el Prefecto de la Comisión Disciplinar de la Curia Romana;
- Mons. José Luis González Novalín, Rector de la Iglesia Nacional Española de Roma;
- Mons. Juan Miguel Ferrer Grenesce, en el momento de la grabación Subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos;
- P. Félix Mª de la Cruz, Superior General de los Siervos Hogar de la Madre y doctor en Mariología.
1.- Para poder reflexionar sobre un tema tan importante para nuestra fe como es la “Virginidad Perpetua de María”, comienza viendo el programa a través de este link. Escucha a los expertos que intervienen en el documental, hablar con sencillez y profundidad sobre este dogma mariano.
2.- A continuación te ofrecemos un artículo con el título “Reflexionando sobre la Virginidad de María” sobre este testimonio. Úsalo para profundizar en el tema. Al final del artículo, encontrarás unas preguntas que hemos preparado para que puedas seguir reflexionando.
Reflexionando sobre la Virginidad de María:
¡Sorpréndete! La Fundación EUK Mamie – HM Televisión, te ofrece en esta ocasión un completísimo programa sobre el Dogma de la Virginidad Perpetua de María. En el documental se expone, con claridad y profundidad, la argumentación basada en la Revelación que demuestra que nuestra Madre fue virgen, antes, durante y después del parto.
La Iglesia custodia y hace de portavoz del depósito de la Fe, para evitar que el pueblo cristiano caiga en el error. Asistida por el Espíritu Santo, define algunas verdades reveladas como dogmas, afirmando que esa doctrina procede de la Revelación o que tiene un vínculo necesario con las verdades contenidas en la Escritura y en la Tradición.
Un dogma es una formulación que la Iglesia hace sobre una Verdad de fe contenida en la Revelación. Los dogmas son la expresión de verdades que en algún momento de la historia han sido puestas en duda, y la Iglesia sale al paso dándolas esa denominación para desechar tales dudas.
En el tema que nos ocupa, valdría la pena destacar lo expresado en el canon tercero del Sínodo Lateranense del año 649, que se realizó bajo el Papa Martín I, y que está inspirado en las afirmaciones hechas en el Concilio de Calcedonia y en el II Concilio de Constantinopla: “Si alguno no confiesa, de acuerdo con los Santos Padres, que la Santa y siempre Virgen María es propia y verdaderamente Madre de Dios, como quiera que propia y verdaderamente concibió sin semen, por obra del Espíritu Santo, al mismo Dios-Verbo que nació antes de todos los siglos; y que lo dio a luz sin corrupción, permaneciendo su virginidad indisoluble aún después del parto, sea condenado”.
La realidad de la Virginidad perpetua de María, ha sido negada por algunos herejes a lo largo de la historia. Unos han puesto en duda la encarnación virginal, otros la virginidad durante el parto, y otros el que haya sido virgen después del parto.
Podemos preguntarnos. ¿Es realmente una cuestión importante el que María fuese siempre Virgen? ¿No será un asunto de pecata minuta, algo secundario?
Discurrir así puede responder a varias posturas. Por una lado, la postura del ignorante, ya que pensar de este modo supone un desconocimiento de la gravedad de este tema. Cuando se pone en duda la virginidad de María, hay como trasfondo el querer echar por tierra la verdad cristológica. De hecho, afirmaciones sobre el dogma de la virginidad, salían al paso de herejías dichas en contra de la persona, sustancia o naturalezas de Cristo, como fue el caso frente a las doctrinas erradas de los Docetistas, de Joviniano y sus seguidores, o de Helvidio, entre otros.
Por otro lado, cabría destacar que en una sociedad tan erotizada como la nuestra, que aplaude el vicio y denigra la virtud, la virginidad es una cuestión que se ridiculiza, minusvalora, o se combate como si fuese la peste. Se embiste contra la virginidad de María (aunque, según lo señalado, no es algo nuevo) y se embiste contra la virginidad en términos generales. Exponente del grado de superficialidad y animalidad a la que hemos llegado.
No podremos valorar este tesoro sin limpiar antes nuestra mente y corazón de tanta porquería como hemos tragado en las últimas décadas. Si tú no eres capaz de ver la virginidad como un bien, como una virtud, como un tesoro, es que tus ojos están demasiados sucios para ver la luz y descubrir la belleza. Pero no es tarde, pídele a la Virgen que su mirada te virginice, para que puedas vislumbrar la belleza de este don.
Curiosamente, suele ser algo que desprecian aquellos que la han perdido de la manera más tonta. Recuerdan a la zorra de la fábula que quería comerse unas uvas y que al final, como no lo consiguió, dijo: “¡Bah! ¡Qué mas da! Estaban verdes”… Despreciando lo que no tenía.
No me estoy refiriendo con este ejemplo a aquellos que han hecho una donación de su virginidad en una entrega de amor en el matrimonio porque, para los esposos, la entrega de este valor a la otra persona es parte de esa donación de sí mismos. Y esto pone de relieve la veracidad de lo que el matrimonio es: una entrega exclusiva y total al esposo o a la esposa. Pero si ya se ha entregado antes, lo queramos o no, la donación no es ni tan exclusiva, ni tan total, porque hay una parte de ti que ya has dado. El que es llamado al matrimonio, es llamado a entregar esa virginidad.
En cambio, el llamado por Dios a consagrarse totalmente a Él, es llamado a conservar esa virginidad, para convertirse en propiedad exclusiva de Dios, poner de manifiesto los valores del Reino, y ser un signo escatológico, ya que “en el Cielo nadie tomará marido ni esposa, porque Dios lo será todo en todos”. De alguna manera, la virginidad consagrada es un anticipo de la vida del Cielo.
La integridad corporal y perpetua de María es la manifestación de su virginidad espiritual. Ella, que es tan toda de Dios, no podría no serlo también en su cuerpo. Y sería ridículo y absurdo el pensar que esta virginidad que Dios mantuvo, incluso de manera milagrosa, la Virgen no la hubiese conservado y custodiado siempre.
Hna. Estela Morales, SHM
Para que pienses:
- ¿Qué verdades sobre Cristo puede haber de trasfondo en la perpetua virginidad de María?
- ¿ En qué pasajes de la Escritura te basarías para refutar a alguien que te dijese que la Virgen tuvo un parto normal?
- ¿Cómo contestarías a alguien que afirma, sustentado en algunos versículos de la Escritura, que la Virgen tuvo más hijos?
- ¿Qué importancia puede tener a nivel personal y conyugal el llegar virgen al matrimonio?
- ¿Cómo se puede ayudar a los jóvenes a conservar su virginidad?